miércoles, marzo 10, 2010

Omar


Caléndulas, madréporas

pérgolas luminiscentes.

Esdrújulos portentos

de los megalomedios.

Ángeles cayendo de cabeza

en oscuros huecos de letrina.

Cabezas ciclópeas aplastadas

ojos colgando de costillas rotas.

Puños y botas que matan y condenan

la blandura fetal desprotegida.

Truculencia, reino del espanto,

mentira, falsedad, mirada huidiza.

Caléndulas, supurantes pústulas,

apretujadas miríadas de estrellas

en la lumbrera que atisbó tu muerte

Omar Carrasco, tu solitaria tumba.

1995.-

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